En medio de un país que atraviesa profundas tensiones sociales, políticas y territoriales, los Programas de Desarrollo y Paz (PDP) siguen siendo una reserva ética y técnica al servicio de la construcción de paz desde los territorios. Así quedó demostrado en la más reciente Asamblea Nacional de la Redprodepaz, realizada en Rionegro, Antioquia, un encuentro que reunió a 19 Programas de Desarrollo y Paz de diversas regiones del país, con una agenda que combina reflexión, articulación y compromiso con el presente y futuro de Colombia.
El evento no fue un simple espacio de balance institucional: fue un reencuentro profundamente político en el sentido más noble del término. En un contexto marcado por la reactivación del conflicto armado en múltiples regiones, por la fragmentación institucional y por los desafíos que supone construir la paz en medio de la violencia persistente, la Asamblea Nacional reafirmó el espíritu unitario de la Red y la vigencia de su apuesta por una paz construida desde abajo, desde los territorios y sus comunidades.
Uno de los aspectos más significativos del encuentro fue la agenda académica desarrollada, centrada en el fortalecimiento de la economía social y solidaria como vía concreta para la transformación de las condiciones estructurales que perpetúan la pobreza y la exclusión. La economía solidaria no es solo un enfoque alternativo, es una respuesta ética y sostenible al modelo extractivo y a la economía de enclave que tantas veces ha sido cómplice del conflicto. Desde los Programas se están construyendo alternativas productivas que articulan saberes campesinos, circuitos de comercio justo y tejido comunitario con miras a la autonomía territorial.
En este mismo sentido, también fue objeto de debate la necesidad de diversificar las fuentes de cooperación internacional. Consciente de los límites, condicionamientos y riesgos que implica una excesiva dependencia de agencias como USAID, la Redprodepaz explora rutas de relación con otros actores internacionales, europeos y latinoamericanos, más sintonizados con los valores de reciprocidad, horizontalidad y sostenibilidad que defienden los Programas. No se trata de desechar el apoyo existente, sino de construir márgenes de autonomía que le den mayor solidez a la acción territorial.
Otro hito relevante fue la elección del nuevo Comité Estratégico de la Redprodepaz, órgano que tendrá la importante misión de orientar el rumbo de esta plataforma de articulación. El nuevo Comité tiene la tarea de actualizar la estrategia nacional, impulsar la incidencia política de los Programas y contribuir a la interlocución efectiva con actores gubernamentales, sociales y comunitarios. En un momento de alta incertidumbre, este liderazgo será clave para sostener la cohesión de la Red y proyectar su papel en la agenda pública nacional.
No obstante, la Asamblea también dejó claro que los desafíos son múltiples y complejos. La reactivación del conflicto armado en regiones como el Cauca, el sur de Bolívar, el Catatumbo y el Bajo Cauca antioqueño exige una presencia más decidida del Estado, pero también una capacidad de acción más robusta por parte de los Programas de Desarrollo y Paz, muchos de los cuales operan en condiciones de altísima vulnerabilidad. En este escenario, la Redprodepaz debe insistir en su capacidad de mediación, de escucha activa y de construcción de confianza entre actores locales.
Finalmente, uno de los principales retos será encontrar canales de articulación expeditos y eficaces con el Gobierno Nacional, en especial con las instancias que lideran la política de “paz total”. La Redprodepaz puede y debe ser un aliado estratégico para el Estado colombiano, no como ejecutor de planes externos, sino como interlocutor legítimo desde los territorios. Para ello, es necesario un mayor reconocimiento político y financiero, así como una voluntad real de concertación.
Rionegro no fue solo el escenario de una asamblea institucional. Fue una declaración colectiva de compromiso, de esperanza y de convicción en que la paz sigue siendo posible si se construye con las comunidades, con paciencia histórica y con la firmeza de quienes no han renunciado a transformar el país desde su raíz.