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Columnas del Director
Más impuestos menos caridad
enero 03, 2025

Finalizando el año anterior, tuve la oportunidad de escuchar a dos reconocidos empresarios colombianos, hablando de la necesidad de incrementar los salarios de los trabajadores en el país, además de lo importante de pagar un poco más de impuestos para que el estado pueda cumplir de mejor manera su función social. Dos exitosos emprendedores a contracorriente de lo habitual en este sector social: la idea de pagar menos a quienes generan la riqueza y tributar menos para obtener mayores ganancias.Esta manifestación empresarial de estos connotados empresarios se alinea con una discusión vieja sobre la responsabilidad social real, una que propugna por más impuestos y menos caridad. Esta conversación evitada por los sectores más opulentos del país, tiene todo el sentido en Colombia, un país marcado por las enormes desigualdades sociales y económicas.La Responsabilidad Social Empresarial (RSE), algo poco conocido, es un concepto que ha evolucionado desde un enfoque filantrópico hacia un modelo integral y transformador.

Los empresarios no deberían a estas alturas discutir si deben ser responsables socialmente, sino cómo hacerlo de manera que genere un cambio estructural en el país y no solo cosmético.En las primeras etapas de la RSE, la misma, se centraba en prácticas voluntarias como donaciones a causas sociales, apoyo a comunidades vulnerables y programas de educación.

Estas acciones con buenas intenciones, eran utilizadas para construir reputación empresarial más que para resolver problemas estructurales.Luego de un tiempo, la concepción de la RSE avanzó hacia un enfoque más estratégico, donde las empresas integran objetivos sociales, económicos y ambientales en su modelo de negocio. No obstante incluso este enfoque se queda corto en nuestro país, precisamente porque la concentración de la riqueza y el poder de los empresarios, impide que estas iniciativas impacten de manera significativa a los sectores más vulnerables.En la conversación puede entrar otro elemento, el debate sobre caridad versus justicia fiscal, un dilema de algunos súper ricos, incluso colombianos. Según algunos analistas la filantropía corporativa o las “obras de caridad”, parecen un acto noble y generoso, pero en la práctica la mayoría de las veces es una forma de mantener las estructuras de poder intactas. Mientras los empresarios donan pequeñas porciones de su riqueza a causas sociales, esos recursos no son suficientes ni sostenibles para cambios estructurales como el acceso a la salud y la vivienda, entre otros.

Claramente la RSE no debería radicar en las donaciones de dinero, sino en pagar impuestos justos. Los impuestos son el mecanismo democrático y equitativo para redistribuir la riqueza y financiar programas sociales que beneficien a la mayoría, no solo a los pocos seleccionados por la generosidad del donante.De una u otra forma este par de empresarios colombianos trajeron al debate, no solo la necesidad de pagar mejores salarios, sino pagar lo que les corresponde, para que, de una vez se entienda que el verdadero impacto social no está en la caridad sino en la justicia.En un país como el nuestro, con tanta exclusión de las dinámicas del desarrollo para la gran mayoría, la RSE está relacionada con la construcción de un sistema donde las oportunidades no sean un privilegio, sino un derecho legítimo de todos. Es complejo y hasta soñador dirán muchos, pero es el camino hacia la construcción de un sistema más humano y mejor.

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