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Columnas del Director
Encrucijada
julio 03, 2024

Muchas veces las cosas no resultan como se espera, sino que por buenas intenciones que se tengan, el resultado esperado es esquivo y no se consigue. Con La Paz Total, al presidente Petro le ha pasado. Un propósito loable que buscaba generar una negociación política con los grupos guerrilleros y con las diferentes bandas armadas, muchas de ellas ligadas al narcotráfico, para acordar un sometimiento a la justicia, se ha visto empañado por una serie de sucesos que vuelven a poner la violencia como el eje central de la preocupación de la ciudadanía en diferentes regiones.

Muchos de estos procesos no avanzan como se esperaba. No hay negociación con una perspectiva clara con el Eln, con el cual han surgido una cantidad importante de tropiezos. Esta guerrilla curtida en negociaciones con diferentes gobiernos en el pasado es compleja a la hora de llegar a acuerdos y el tema de su financiación ha sido un punto neurálgico para seguir adelante. Han sido recurrentes en hechos de reclutamiento de menores y ataques a la fuerza pública lo que genera una gran zozobra sobre su real voluntad de paz. Además, la existencia de una negociación con el Frente Comuneros que no se acoge a lo que oriente el Comando Central de esta insurgencia, agravó este posible acuerdo.

Por otro lado las negociaciones con las disidencias del Estado Mayor Central (EMC) y la Segunda Marquetalia de las Farc han sido difíciles, más cuando firmantes del antiguo espacio territorial de Miravalle anunciaron su desplazamiento por amenazas de estos grupos.

Estas dificultades en el proceso con los diferentes grupos armados ha venido generando un cambio en la estrategia principal del gobierno, lo que sin duda lo lleva a una encrucijada alrededor de si el diálogo ya no es el elemento principal y por el contrario de ahora en adelante viene la mano dura y la ofensiva total contra los frentes y bandas que se alejaron de los diálogos. El presidente Petro ha dicho claramente que: “…los violentos no merecen espacios de negociación”.

El cambio de esta estrategia se refleja en la implementación de la Misión Cauca, una combinación de la búsqueda de transformaciones económicas, productivas, culturales y sociales (la zanahoria), y, el fortalecimiento de las operaciones militares y policiales en el departamento para neutralizar los grupos armados organizados y grupos delictivos organizados, así como sus economías ilícitas asociadas al narcotráfico, la extorsión y la extracción ilícita de minerales (el garrote).

Las circunstancias complejas en estos procesos presionan al gobierno a dar un viraje en la estrategia y asumir la mano dura para recuperar la seguridad de algunas regiones que han vuelto a ser un polvorín. La pregunta intrigante es si las acciones de los grupos irregulares están llevando a este gobierno de naturaleza progresista al límite, tanto así como para que se decida a apostarle a una ofensiva contra insurgente que vaya minimizando y dejando atrás su bandera de la Paz Total.

Sería lamentable que regresáramos a momentos aciagos del pasado en términos de recrudecimiento de la violencia, conviene sortear estas turbulencias y mantener la apuesta por una salida negociada que permita la reconciliación de los colombianos. La sociedad civil tendrá que jugar un rol más activo en estos procesos para enrutar el camino por la senda que se debe andar.

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