Por: Hugo Rincón González
Se ha vuelto un lugar común en nuestro país, afirmar que existen más espacios e instancias de participación ciudadana que ciudadanos dispuestos a participar en ellas. Ahora mismo, muchas personas son descreídas de las ventajas y bondades de hacer parte de procesos que propugnan por reivindicaciones sociales y políticas. Muchos afirman su resistencia basados en la inocuidad de estas dinámicas por no generarse desde ellas los cambios esperados.
Para no ir lejos, sería necesario realizar un análisis sobre la participación de la ciudadanía en las elecciones de Juntas de Acción Comunal; en numerosas regiones se percibía una apatía de los electores en los centros urbanos y en el sector rural. Muchas asambleas convocadas para elegir nuevas juntas tuvieron una lánguida asistencia e incluso, no lograron alcanzar quórum.
Las Juntas de Acción Comunal son las organizaciones sociales más numerosas en Colombia. Según datos oficiales, existen más de 70 mil juntas en todo el país. Surgieron como organizaciones comunitarias en barrios y veredas para luchar por el mejoramiento de sus territorios y comunidades, mejor dicho trabajan por la solución de necesidades y problemas sentidos de la gente.Tienen un inmenso potencial, si actuaran conforme a sus propósitos, de generar dinámicas de mejoramiento de la calidad de vida. Hay muchos ejemplos en el país de juntas comunales fortalecidas que actúan como verdaderas impulsoras del desarrollo.
Sin embargo, con todo este potencial transformador que poseen, no han venido jugando el papel que de ellas se espera y al contrario producen apatía y prevención de quienes deberían ser sus más alegres participantes. La gente las concibe como el escenario de la pugnacidad y la pelea de algunos líderes que se identifican como miembros de los partidos políticos tradicionales que buscan a estas organizaciones como coto de caza electoral especialmente en esta coyuntura.
Otro espacio importante del que se ha hablado mucho en este periodo son los Consejos Municipales de Juventud. Los jóvenes, debemos recordar, jugaron un papel protagónico en el estallido social iniciado el 28 de abril. Su participación en el paro nacional fue contundente. Llevaron no solamente su indignación y beligerancia a la calle, sino toda una inmensa muestra de expresiones artísticas y culturales. Construyeron propuestas, agendas de cambio y en muchas partes soportaron los embates de la represión que los estigmatizó, los agredió violentamente causando la pérdida de sus ojos por el uso de armas prohibidas en varias ciudades y hasta la vida entregaron algunos de ellos durante estos eventos.
Los jóvenes luchan por un cambio, reclaman oportunidades, manifiestan su inconformidad, exigen participar en las grandes decisiones para mejorar su condición de vida. Las elecciones el próximo 5 de diciembre de los Consejos de Juventud se insinúan como una oportunidad para que puedan participar, concertar, ejercer control y vigilancia de la gestión pública. Con este mecanismo tendrán interlocución ante los entes territoriales del país, para que desde allí hagan sentir sus voces, gestionar sus propuestas y jugar un rol como agentes de cambio.
Como con las Juntas de Acción Comunal, los Consejos Municipales de Juventud tienen el riesgo de ser cooptados por los partidos políticos tradicionales que buscan instrumentalizarlos para sus propósitos electorales. Ya es hora de revertir este tipo de fenómenos, reclamar y exigir para las organizaciones sociales e instancias de participación su autonomía e independencia. Que sean ellos mismos los que construyan sus procesos, formulen sus propuestas y gestionen las alternativas de solución a las mismas.
Se requiere entrar a fortalecer estas expresiones de participación ciudadana: Juntas Comunales y Consejos Municipales de Juventud trabajando en sus propios procesos, articulados con dinámicas de intervención más amplias y decidiendo autónomamente cuando dar el salto cualitativo de actores sociales del territorio a actores políticos protagonistas del cambio que se requiere en el ámbito local, regional y nacional.