Por: Hugo Rincón González
El día amaneció lluvioso y frío. Desde el momento en que salimos de Ibagué y durante todo el camino por la carretera que conduce al municipio de Rovira y luego hasta la vereda La Libertad, nos acompañó el agua; era una lluvia pertinaz que hizo difícil el recorrido por esa vía terciaria. En varios tramos fue necesario el uso de la doble transmisión para no quedar enterrados en sus barrizales. Estas barreras naturales que se forman en la temporada de invierno es lo que enfrentan los campesinos de este sector del municipio, que sin embargo, descendían al casco urbano en unos camperos repotenciados, capaces de llevar bolsas repletas de plátano y personas acomodadas apretadamente en el interior de los vehículos incluso hasta en las parrillas ubicadas en sus techos.
Después de un recorrido de una hora y media desde el centro urbano de Rovira, arribamos a nuestro destino para hablar de un proyecto de la Gobernación del Tolima en convenio con Tolipaz. Habíamos ascendido hasta los 1.780 metros sobre el nivel del mar, donde nos esperaban nuestras anfitrionas. A ellas no las amilanó la lluvia ni las distancias y estaban puntuales esperando que llegáramos. Íbamos a reunirnos con Asoprogresando, una organización con una historia de casi 20 años. Esta asociación está conformada por más de 20 mujeres que han mantenido su interés y su decisión de permanecer juntas porque entienden la fuerza proveniente de un esfuerzo colectivo y común.
Nos hablaron de su historia, de sus primeros pasos alrededor de una monja que las motivaba a trabajar juntas. Han logrado una concurrencia intergeneracional en su organización. Hay mujeres jóvenes y también hay personas de la tercera edad. Una adulta mayor participante del encuentro afirmó la importancia de ser de esta asociación, de la vitalidad que le da el hecho de estar con sus compañeras compartiendo sus actividades y reuniones.
En la vereda hay una gran oferta de productos agrícolas: café, plátano, yuca, ahuyama, banano y naranja entre otros. La organización en diferentes momentos de su historia ha dedicado su trabajo en varias iniciativas. Han tenido huertas caseras para diversificar la oferta de alimentos, pollos de engorde y cerdos. En algún momento dedicaron su esfuerzo a las manualidades para la venta. Como son reconocidas y tuvieron un acompañamiento de Tolipaz las invitan a los mercados campesinos donde llevan sus productos.
Varias de estas mujeres tienen una formación técnica con el Sena y algunas con el colegio La Libertad. Son previsivas y conformaron varios fondos pensando en su fortalecimiento: tienen uno para la transformación del café, otro para la participación en los mercados campesinos donde juntan productos, los venden y el producido queda para la organización, y uno constituido por una cuota mensual para el sostenimiento de la asociación.
Estas mujeres se mueven, gestionan, tocan puertas y quieren salir adelante en un territorio que antes fue escenario de la guerra. Hay historias que cuentan de ese periodo que quieren dejar en el pasado. Saben la importancia de la organización para el progreso de su vereda y el municipio. La unión hace la fuerza y quieren mantener esa ilusión por el trabajo colectivo. Entienden que el desarrollo de su región exige compromiso y la inversión de su tiempo y trabajo.
Regresando de este encuentro con Asoprogresando en la parte alta de la vereda La Libertad, mientras el conductor se enfrentaba a una vía mortificante, reafirmaba mi sentir acerca de la importancia de la organización y la participación de las mujeres en ellas. Lo que se requiere es apoyarlas, fortalecerlas, lograr su participación en el desarrollo de sus territorios para que éstos no vuelvan a ser escenarios donde se enquiste la desarmonía, el conflicto y la confrontación armada.
Necesitamos multiplicar por miles estas experiencias para aclimatar la convivencia y la paz en nuestra región y en el país.