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Por: Lexa Tavera Luna
100 días se cumplieron el pasado 9 de abril desde la aparición del primer caso de COVID-19 en el mundo y las cifras que ha dejado el avance de este virus a nivel mundial son realmente alarmantes; se habla de más de 2 millones de casos de contagios y más de 140 mil personas fallecidas. En un país como Colombia donde la muerte y las pérdidas humanas se han naturalizado, llegar casi al centenar de víctimas parece no alterarnos demasiado, incluso les ha permitido a algunos considerar las medidas tomadas por el gobierno como extremas o innecesarias.
Con la llegada de la pandemia a nuestro país, muchos de los habitantes del municipio del Líbano hicieron caso omiso al llamado y las advertencias por parte de las autoridades locales, incluso el gobernador Ricardo Orozco tuvo que realizar un llamado vehemente a las autoridades de este municipio pues estaban siendo laxos con las medidas tomadas y los habitantes no comprendían ni veían el riesgo al que se estaban exponiendo al ser “desobedientes” como los llamó el Gobernador.
La mayoría de la población, atendiendo a este campanazo y a las nuevas y estrictas medidas tomadas por la alcaldía, optó por el aislamiento social voluntario; aunque son conscientes que este los perjudicará económicamente, pues la economía del municipio gira en torno a la oferta de productos y servicios ligados al turismo y la agricultura. Pero está claro que por parte de la población prima salvaguardar la vida, pues todo lo demás se puede recuperar.
Por este motivo y en busca de brindar apoyo en estos momentos de profunda crisis para los más vulnerables, los líderes y lideresas vinculados a la red INCIDE del Líbano han adelantado varias iniciativas, entre ellas una denominada “Corazones Generosos” que ha permitido la recolección de alimentos perecederos y no perecederos, que a la fecha ha entregado más de 60 mercados a aquellas familias a quienes las ayudas del gobierno nacional no han llegado. De igual forma, los pobladores y pobladores de este municipio han aunado esfuerzos para alimentar a los animales en condición de calle, además de adelantar la campaña “si te sobra aporta, si te hace falta toma” que consiste en ubicar productos de primera necesidad en lugares públicos para quienes necesitan tomen algún producto y quienes puedan aportar lo hagan.
Hoy las organizaciones saben que no están solas, que a pesar de la distancia que las resguarda de la enfermedad, están más unidas que nunca. Volvieron a lo básico, a usar, gastar y producir lo estrictamente necesario, a intercambiar o donar sus productos para apoyar a quienes más lo necesitan, a buscar inspiración en medio de la soledad para sus artesanías, para la reflexión, para abrazar sus familias. Y al afrontar este gran desafío, se espera todos adoptemos nuevos y mejores comportamientos en busca de fortalecernos y ser cada vez mejores.
Personalmente, me llena de satisfacción compartir esta experiencia llena de hermandad, compañerismo y solidaridad, valores trasmitidos en las actividades de Red y Escuela INCIDE, y que los pobladores reflejan en estas excelsas muestras de humanidad frente a la adversidad. Ánimo para todos y todas, y no nos queda más que fortalecernos de esta compleja situación y mantener la unión y la empatía.